Antes que nada cumplo en advertir a vegetarianos y amantes de los animales que lo que viene no es para corazones débiles.
Bien. Todo comienza con un cuy, animalito de la familia de los roedores que alcanza niveles muy altos de ternura y que hasta al más curtido podría sacarle un "aaaaah", porque la verdad es un bicho de lo más lindo.
Más que carnearlo, dan ganas de adoptarlo. Pero para su desgracia, Dios hizo a esta criatura no sólo muy simpática, sino también muy tierna y sabrosa. Y eso los peruanos lo saben muy bien. En tiempos ancestrales, el cuy era un plato muy selecto y estaba reservado únicamente a la mesa del Inca, de sus familiares y de la clase sacerdotal, que celebraba ritos alrededor de su carne. Esta vinculación del asado de cuy con lo trascendente ha persistido, como muchos viejos rituales incas, y hoy puede vérselo como el plato principal en una Última Cena de autor anónimo que se encuentra en la catedral colonial de Cuzco.
Si se lo considera como el plato de elección para agasajar al mismísimo Cristo, está claro que el cuy es el non plus ultra del asado para un peruano. La reacción del ignorante es exclamar "¡Pero si eso es una rata!", pero esto es muy ofensivo para un peruano y el cuy es tan pariente de la rata como el conejo o la vizcacha, y se alimenta exclusivamente de hierba, semillas y brotes, por lo que es un bicho muy limpio y sano. Por desgracia no lo he probado, pero se lo describe consistentemente como extremadamente tierno, y de una consistencia y color similar al de la liebre pero con un sabor mucho más suave, en particular si fue criado en cautiverio. Por su pequeño tamaño, se lo sacrifica generalmente ya entrado a la adultez. Desconozco cual es el método más eficaz para despenarlo, pero prefiero dejarlo en la sombra... En todo caso se deben necesitar nervios de acero para que la mano a uno no le tiemble al enfrentar la mirada de esos dos ojitos húmedos de herbívoro mofletudo, peludito e indefenso que parece un invento de Walt Disney.
Respecto a los métodos de cocción, abundan, pero hacerlo asado es el método predilecto, y es una cuestión de orgullo cultural individual y nacional, como acá el asado vacuno. Allí se lo cría en cautiverio tanto en granjas como en el hogar, y los métodos más populares son hacerlo a la parrilla, generalmente atravesado con un fierro; o bien a la Pachamanca. Esto quiere decir literalmente en quechua "olla de tierra", y se hace enterrado con piedras calientes en la tierra, similar a nuestro curanto andino; es muy popular en las fiestas con procesiones de santos y rituales de la fertilidad para la Pachamama (los indígenas suelen hacer ambas cosas juntas), y todo un evento social. Aquí hay una buena imagen de cómo se ve a la parrilla:
Casi no tiene grasa, pero su gruesa piel forma una costra crujiente, similar a la del cerdo, que se adoba con limón y chile picante. Como se puede ver en las fotos, los andinos no se andan con mariconadas: la cabeza y la cola se comen también, en particular sus hinchados mofletes son un corte muy apreciado. Se lo suele acompañar con ensaladas, papa, batata o mandioca y el infaltable ají o morrón. Su presentación varía, pero este es un buen ejemplo:
Vale decir que todo lo antes dicho es válido también para el Ecuador, donde es igualmente apreciado, en la zona oeste de Bolivia e incluso en algunas partes del Noroeste argentino. En Argentina también es conocido como "cuis" en Corrientes y Misiones (donde se lo caza en estado salvaje y también es considerado un manjar) y conejillo de Indias o cobayo en las tiendas de mascotas (donde quizá no sea buena idea sugerir que se lo compra para consumirlo). En Buenos Aires es un alimento bastante tabú, pero no albergo dudas de que en los restaurantes peruanos del Abasto deben servirlo.
Dicho esto, tengo que admitir que me entraron muchas ganas de probar uno...
¿CUY PARA CUANDO?
NOTA: el autor de este post desea hacer público su agradecimiento por mucha de la información aquí presente a Abigail, limeña de origen, gran aficionada al cuy y fan declarada de el Tío, de quien sigue esperando el CD.
lunes, 24 de agosto de 2009
Así se hace un asado en... PERU
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5 comentarios:
Como siempre impecable y muy interesante!
Tengo planeado un viaje a Perú para los próximos meses así que vamos a ver que onda. Espero que no me pidan que lo carnee yo.
Una belleza Profe.
No hay drama Kiko, en cuanto tenga lista la moto vamos y yo carneo.
No se olviden de bajarlo con Inca Kola o, si lo quieren hacer más telúrico aún, con chicha morada!
Muy interesante, el cuy es delicioso, vivo en Pasto Nariño Colombia y acá lo consumimos, solo Nariño, en el resto del país no lo hacen, es mucho mas rico que el conejo, aquí tenemos sitios "especializados" donde vamos en ocasiones especiales, ahí lo preparan, pero no se lo adoba con nada solo aceite con una cebolla como brocha, se sirven los zungos (los organos del cuy, corazon, higado) con papas cocidas y crispetas, el cuy es la mascota oficial de todo aquí en Pasto. Me gustó el cuadro de Jesús, de quién es?
Bienvenida, Ana. No estaba al tanto de que en Colombia también se lo prepara, pero no me extraña, al fin y al cabo los Andes son un continuo cultural, independientemente de las líneas imaginarias que ponen los estados. Lo que contás me da aún más curiosidad por probar uno de estos bicharracos, eso de untar algo con aceite usando una cebolla ya es el colmo, tiene que quedar buenísimo. Como dije, no se tira nada, veo que también comen las entrañas (aunque no tengo ni idea de qué serán las "crispetas").
El cuadro de jesús, como dice la nota, es de autor anónimo. Se sabe que es del taller de imaginería de Cuzco, de alrededor del S. XVI, por lo que sin duda fue realizado por artistas de raza indígena, muchas veces hijos de la clase sacerdotal, que los monjes españoles adiestraban como pintores. De la mezcla salió el arte colonial peruano, que es una cosa única en el mundo. Estos artistas hacían sus obras con un profundo sentido religioso, y no buscaban en absoluto la fama personal sino la gloria de Dios y la salvación del alma. Las obras se hacían en conjunto y no se firmaban, por lo que desgraciadamente de todas estas obras maestras se conoce, en el mejor de los casos, el taller de donde proceden. En particular los angelitos arcabuceros son los que más me gustan.
Saludos desde Buenos Aires! Anduve pispeando Pasto en el Google Earth, y parece un lugar soñado.
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